Era un pueblo hermoso, de esos ya por extinguirse , cuentan que sus mañanas frias pero saludables de salida del sol explendorosa e imponente , con trinos de pajarillos que llegaban a los dormitorios y despertaban suavemente a sus habitantes , de rocio madrugador sobre las verdes plantas , de gentes amables , buenas y dispuestas a servirte mejor cada día.
El grupo de jovenzuelos , apenas cruzaban los catorce años , sus ansias por conocer los placeres mundanos de la vida había sido avivado por los cuentos y comentarios fantaciosos de los muchachos mayores de su barrio , sus jovenes corazones habían sentido apenas pequeños impulsos ante una u otra bella jovencita .
Los Municipales , estaban esos días colocando ya la propaganda de la fiesta taurina que en grandes papelostes y colores llamativos ambellecían o malograban las paredes blancas de éste terruño ; Las noticias sobre las Asociaciones de las ciudades más importantes del país hacían que nos sintieramos mucho más entusiasmados , y las ansias lógicas en desear que los días principales de la fiesta llegaran lo más pronto.
Ese día cerca a las cuatro de la tarde fue una algarabía de infinita alegría y sorpresa, nosotros apostados convenientemente en la esquina de la "T" por donde de manera obligada pasarían la caravana de omnibuses éramos pues , los llamados a dar pòsterior testimonio de lo que vieramos esa tarde.
LOs omnibus llegaron uno tras otro con pancartas de saludo a celendín los familiares que llegaban con lagrimas en los ojos saludaban , gritaban lloraban los que nos encontrabamos en el pueblo igual las lagrimas pronto a caer y un nundo inmenso en la garganta.
La sensación inexplicable de logro , de hermandad de saber que mi tierra es más grande que todas , que tiene genete buena y noble es inegable e indescriptible, perdoneme la pobreza de la redacción , pero las cosas fueron más de lo que les comento.
Celendín , 12 Diciembre 1985
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